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Contextos socio-culturales de la formación histórica del judaísmo I.

En la época herodiana los judíos habían civilizado sus antiguos ritos y costumbres a través de la gran influencia recibida, primero de los babilonios y persas y, luego, de la cultura del helenismo; pero han llegado hasta nosotros sólidos testimonios que no permiten ocultar el carácter sangriento de sus más antiguas (y no tan antiguas) tradiciones.

Īśvara-Krishna. «El Cristo desconocido del hinduismo».

Según Raimon Panikkar, «No solo el concepto cristiano de historia es, en cierto modo, ajeno al espíritu indio. Admitir la idea cristiana de la historia [...], es ya presuponer el concepto cristiano de Cristo. Pero no debemos olvidar que la primera interpretación filosófica de Cristo empieza por un discurso sobre el “Logos” hecho carne y no por la carne».

Influencias Culturales en los Orígenes Cristianos I.

Durante la hegemonía cultural griega, Yahvé fue abandonando paulatinamente la presencia y la contingencia histórica, para buscar su lugar en el modelo griego de transcendencia. Con ello, se creó un abismo insalvable entre la divinidad y sus criaturas, que demandaba la acción de los intermediarios celestes originarios del mazdeísmo y fundados en la filosofía platónica.

Influencias Culturales en los Orígenes Cristianos II.

La literatura sapiencial y la literatura apocalíptica judías aparecieron repletas de intermediarios que, more platonico, nos transportaban en a la religión de Zoroastro y a sus ángeles y santos benefactores emanados de la mente divina de Ahura Mazda. Extrañas y benéficas criaturas que facilitaban la comunicación y permitían al hombre la salvación a través de la sabiduría de dios.

Influencias Culturales en los Orígenes Cristianos III.

El rasgo más característico de Sabiduría (Sophia), una obra apócrifa del judaísmo helenizado, era el de presentar su figura como el poder divino que otorgaba al justo las cuatro virtudes cardinales del alma platónica: la prudencia, la fortaleza, la justicia y la templanza. Un indudable contenido extraído de los Diálogos de Platón como virtudes del alma inmortal.

Mito de la Muerte-Resurrección I.

El dios sumerio-acadio-babilonio Dumuzi-Tammuz se convirtió en arquetipo y modelo de los dioses que morían y resucitaban al modo de la naturaleza vegetal. Si bien, más allá de las lectura cósmica o antropológica del mito, y más allá de las posibles interpretaciones mistéricas, Tammuz ofreció durante siglos abundante misericordia y consuelo con los que aliviar los sufrimientos de los afligidos.

Mito de la Muerte-Resurrección II.

Osiris presentaba demasiadas aristas como para ser identificado únicamente como un dios de la vegetación. Más allá del estereotipo del dios muerto y resucitado, Osiris (un dios revivido entre los muertos) puso en juego un complejo sistema de símbolos orientados a la «evidencia» de una nueva vida tras la muerte; un significado interpretado a partir de su poder cósmico inmanente.

Mito de la Muerte-Resurrección III.

Dumuzi-Inanna, Tammuz-Ishtar, Osiris-Isis, Adonis-Astarté, Atis-Cibeles, Dioniso-Deméter (y Perséfone) y Mitra-Anahita, entre otros, representaron distintas formas y denominaciones de un mismo mito soteriológico del mediador, que desafiaba al destino de los arcontes planetarios y liberaba (salvaba) el alma-espíritu de la corrupción de la materia. El iniciado moría con el dios y resucitaba con él.

Mito de la Muerte-Resurrección IV.

Pablo de Tarso compartía la concepción, de origen griego, de una inmortalidad después de la muerte, aunque interpretada de una manera particular. Pues «la existencia ulterior no era absolutamente una existencia desencarnada; había un “cuerpo espiritual” que sobrevivía a la muerte, o, para utilizar su expresión: que “resucitaba”. La doctrina del “cuerpo espiritual” está atestiguada en otras tradiciones».

El asesinato ritual neolítico. La eficacia de la magia sacrificial.

Es difícil evitar la tentación de inquirir sobre el origen y razones del primer sacrificio, cuya repetición ritual debió conformar la estructura simbólica del mito. Complicada tarea que hace que, en cierto modo, nos conformemos con la enigmática cita de Hesíodo en la que nos anunciaba que el sacrificio había comenzado «cuando se separaron los dioses y los hombres».

Los Cultos de Fertilidad y el Sacrificio del Rey Sagrado.

Garantía de regeneración y supervivencia de los frutos de la tierra, y contraprestación también a la generosidad de la Diosa Madre, el ritual del sacrificio Neolítico (el asesinato del Rey Sagrado) renovaba periódicamente las fuerzas cósmicas a través de una nueva creación y hacía posible la resurrección de las cosechas. Todo moría en invierno para resucitar en primavera.

El árbol cósmico como árbol sagrado y árbol del mundo.

El Árbol Cósmico representaba el misterio central que explicaba la renovación periódica del mundo a través del poder oculto de la diosa neolítica como totalidad viviente. Un contexto agrícola en el que la Diosa Madre regulaba el flujo de los jugos de la tierra, que, por medio del árbol, extraía de las profundidades para alimentar a los hombres.

Mito, ritual y significado del «Sacrificio del Rey Sagrado».

La muerte sacrificial y violenta del Rey Sagrado (el hijo de la reina o de la diosa neolítica), fue la parte sobresaliente de un ritual arcaico que, de forma periódica, perseguía la influencia propiciatoria de las fuerzas y energías invisibles de la Diosa-Tierra sobre la renovación del cosmos y la expiación de las impurezas y las culpas de la aldea.